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Pueblos con encanto para visitar si tienes tu hotel en Málaga

Málaga puede ser el perfecto “campamento base” para visitar durante varios días algunos de los pueblos más bellos que guarda su provincia, diseminados entre paisajes inimaginables, que en pocos kilómetros unen monte y mar
Vistas de Málaga

Sierras, cuevas, desfiladeros y pueblos blancos que se asoman al mar para conformar obras de arte dignas del mejor artista plástico. Visitar Málaga es asomarse a la belleza de su capital, pero también es sinónimo de recorrer su provincia. No importa que nos adentremos en carreteras que solventan abruptos relieves, los que disfruten de la conducción van a disfrutarlo, y mucho. Y más teniendo en cuenta que el premio tras el viaje es recalar en el Balcón de Europa de Nerja, la arquitectura mudéjar de Frigiliana, el encanto casi irreal de Ronda, o el viaje a la prehistoria que propone Antequera. La lista de pueblos dignos de recorrer es interminable y no hay nada mejor que usar la capital de la Costa del Sol como centro de operaciones. Una sugerencia para los que buscan un hotel moderno y bien situado es el Novotel Suites Málaga Centro. De esta forma también podremos hacer un recorrido por la ciudad, que nunca está de más. Eso sí, en este caso nos vamos a centrar en la provincia. En esas visitas que no llevarán demasiado tiempo de viaje y que proporcionarán una idea de la belleza de una tierra que va mucho más allá de sus excelentes playas y cálidas aguas.

Itinerario por siete pueblos inolvidables de la provincia de Málaga

Para recorrer los pueblos con encanto de la provincia de Málaga desde la capital es aconsejable configurar itinerarios que permitan en un día visitar más de uno. Por ejemplo, en una jornada podemos hacer un recorrido por Nerja y Frigiliana aprovechando su cercanía. Ambos están a algo menos de una hora de Málaga. Nerja es, sin duda, uno de los pueblos costeros con más encanto de la Costa del Sol. Conocido es su privilegiado mirador del Balcón de Europa y las pequeñas calas de aguas cristalinas que contemplaremos justo debajo. Pero también es el pueblo de la mítica serie “Verano Azul”. Podremos visitar una réplica del barco de Chanquete, La Dorada, en el parque que lleva el nombre de la inolvidable creación televisiva. Pero en Nerja tampoco habrá que perder de vista sus cuevas y la estalactita más grande del mundo.

Por su parte, Frigiliana, situada a sólo 15 minutos de Nerja en dirección norte, es un ejemplo de manual de pueblo blanco. Especialmente en primavera, cuando las flores, que decoran las casas, lucen su mejor color. Es una de esas visitas imprescindibles. En Frigiliana hay que dejarse llevar por las callejuelas de su ‘Barribarto’.

Un consejo: Si después de estos dos “platos fuertes” aún sobra tiempo, de regreso a Málaga se puede parar en Torrox para contemplar su arquitectura escalonada de un magnetismo indudable.

En otra de las jornadas del viaje a Málaga también podemos hacer doblete, en esta ocasión con Archidona y Antequera, ambas situadas a poco más de tres cuartos de hora de la capital y separadas por solo 20 kilómetros. En Archidona será complicado no quedarse extasiado en su plaza Ochavada, un ejemplo de arte barroco que se ha convertido en uno de los monumentos más destacados de toda la provincia.

Por su parte, en Antequera nos espera una visita a la prehistoria gracias al Sitio de los Dólmenes. Los amantes de los entornos naturales y la geología gozarán con el paisaje kárstico del Torcal. En cuanto al patrimonio no hay que obviar sus reales colegiatas de Santa María la Mayor y San Sebastián.

Y no nos podemos olvidar de Ronda. Se encuentra a una hora y media en coche de Málaga. Es el viaje más largo, pero también el que ofrece una mayor recompensa. Por eso proponemos que se le dedique un día entero. Lo primero es deleitarse con su vista más universal, la del Puente Nuevo sobre la interminable garganta del río Guadalevín. Pero Ronda es mucho más. Su pintoresca plaza de toros, las iglesias Mayor y del Espíritu Santo y los palacios de Mondragón y Salvatierra, son algunos ejemplos de su rico patrimonio.

De regreso a Málaga, y si aún quedan algunos minutos de luz, no es mala idea hacer parada en Carratraca aprovechando que pilla de camino. Su casco urbano, declarado Bien de Interés Cultural, es un auténtico regalo para los sentidos.

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