Tiene cultura, gastronomía, buen ambiente, unos espacios verdes de auténtica excepción y es una de las ciudades más sorprendentes de España. Con estos ingredientes lo normal es pensar que Bilbao se puede visitar en cualquier momento del año, y efectivamente así es. Pero si buscáis algo más que convierta la escapada en una experiencia sensacional, no hay que perder de vista las fechas marcadas en rojo en el calendario del ‘botxo’.
Hablamos por encima de todo de su Semana Grande, el momento en el que Bilbao se viste de gala. Pero también del concurso de saltos de los “clavadistas” de Red Bull en la ría, la feria de Santo Tomás en la que los caseríos vizcaínos llevan todos sus productos naturales a la capital o Santa Águeda, festividad en la que los coros de los barrios afinan las cuerdas vocales. Tampoco podemos olvidar eventos puntuales como las siempre magníficas exposiciones que programa el Guggenheim y el museo de Bellas Artes, o la amplia oferta de conciertos y teatro. Simplemente hay que echar un vistazo a la agenda cultural y festiva de la ciudad y elegir el mejor momento para combinar esas citas con los ‘pintxos’ del Casco Viejo, un paseo por la ría o un recorrido por el colorido Mercado de la Ribera.
Debéis saber que, si decidís visitar Bilbao en un momento tan concurrido como la Semana Grande, hay que tener en cuenta que los hoteles de la capital vizcaína cuelgan el cartel de completo con cierta antelación, por lo que si el objetivo es reservar en uno de los hoteles en el centro de Bilbao. Una opción moderna, económica y bien situada es el Mercure Bilbao Jardines de Albia. Enclavado junto a la ría y a menos de quince minutos caminando del Guggenheim. Con el capítulo del alojamiento preparado con antelación, solo cabe tener en cuenta los momentos clave del año.
Semana Grande
En Bilbao todo se hace a lo grande y las semanas no tienen siete días, sino nueve. Al menos así son las jornadas durante la Semana Grande, uno de los mejores momentos para visitar Bilbao si se viaja con ganas de fiesta y diversión. La Aste Nagusia arranca el 15 de agosto y durante los nueve días que se prolonga ofrece conciertos, animación callejera, actuaciones de bandas y todo tipo de espectáculos en cualquier rincón. Uno de los elementos de la Semana Grande que más llamará la atención a los visitantes será la quema de la Marijaia el último día de fiesta. Una muñeca de pasta y paja que parece estar bailando y pasándoselo bien.
Santa Águeda y sus coros
La música tradicional inunda Bilbao cuando llega el 4 de febrero, la víspera de Santa Águeda. Los barrios de la capital vizcaína, y especialmente el Casco Viejo, se llenan de coros que interpretan sus particulares himnos ataviados con la indumentaria típica. Un auténtico espectáculo que enamora a los bilbaínos y que encandila al visitante. Y todo ello se hace en honor del martirio y muerte de Santa Águeda de Catania.
Feria de Santo Tomás
Justo antes del inicio de la Navidad, el 21 de diciembre, el mundo rural toma el protagonismo en Bilbao. La Feria de Santo Tomás es el momento en el que las personas que trabajan la tierra y cuidan el ganado se plantan en la ciudad para demostrar cuáles son los auténticos productos naturales y de calidad. Chorizo, sidra, rosquillas, miel, queso, verduras y también artesanía, se exponen para que bilbaínos y visitantes se surtan de alimentos de cara a las fechas navideñas. Y todo se completa con música, exhibiciones de animales y fuegos artificiales. Un día de fiesta con mucho arraigo.
Los “clavadistas” de Red Bull
Aunque se ha realizado de manera intermitente en los últimos años, hay que estar pendientes para hacer coincidir la visita a Bilbao con la competición de saltos de altura en la ría junto al Guggenheim. Son los llamados “clavadistas”, auténticos héroes que realizan saltos al agua desde 27 metros de altura. Durante dos días, miles de personas siguen este espectáculo que no deja indiferente a nadie.
¿Verano o invierno?
Una pregunta muy típica es cuándo es la mejor época para visitar Bilbao climatológicamente hablando. No descubrimos nada si decimos que en el ‘botxo’ llueve a menudo. Por algo se disfruta de ese verde intenso que tanto gusta. Aunque cualquier época es buena para recalar en la ciudad, el final de la primavera y todo el verano suelen ofrecer temperaturas más suaves que en el resto del país y las precipitaciones no abundan tanto.