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Descubre los rincones más secretos de la Ciudad Condal

Calles y plazas con encanto para visitar en Barcelona

Es una de las ciudades más visitadas del mundo, pero no por ello Barcelona deja de ofrecer sorpresas en forma de calles y plazas con encanto donde la belleza, el sosiego y la magia reinan por encima de todo.

Barcelona no se puede entender sin la intensa vida de La Rambla, el bullicio de la Diagonal y del paseo de Gracia, la inmensidad de la plaza de Cataluña o el trajín constante de la plaza de Sant Jaume. Son lugares emblemáticos por los que el visitante tiene que transitar casi de forma obligada. Pero al margen de estos símbolos, la Ciudad Condal guarda en un pequeño cofre algunos rincones más desconocidos que poseen un encanto singular. Calles y plazas que aparecen casi por casualidad y que suelen ofrecer una tranquilidad inusitada. Espacios para el sosiego y el disfrute que no figuran en muchas guías turísticas y que son una sugerencia infalible para cualquiera que se pregunte qué hacer en Barcelona. Porque además de las visitas turísticas imprescindibles como el legado de Gaudí, el barrio Gótico, Montjuic o la amplia oferta museística, la ciudad tiene una cara sorprendente para los que buscan ir más allá. Para una escapada de este tipo, no hay nada mejor como elegir entre la amplia oferta de hoteles en el centro de Barcelona con el objetivo de moverse con mayor comodidad. Una buena sugerencia es el Mercure Barcelona Cóndor, un hotel moderno situado muy cerca del parque Güell.

Calles para descubrir una Barcelona diferente

Cuando se habla de calles con encanto en Barcelona, es obligatorio nombrar una de las más bellas que se pueden encontrar sobre la faz de la tierra. Se trata de la calle del Bisbe, en el barrio Gótico. Pasear por ella es realizar un apasionante viaje en el tiempo al Medievo. No obstante, es una de las más antiguas de la ciudad ya que data del siglo XII. La calavera atravesada por una daga que cuelga de su famoso puente es uno de sus elementos más enigmáticos. La leyenda dice que si algún día se le arranca la daga, Barcelona se derrumbará por completo.

Por si acaso, no habrá que tentar a la suerte si queremos seguir disfrutando de rincones como el pasaje que aparece como de la nada a la altura del número 29 de la calle Rocafort, en el Eixample. Es la conocida como “calle sin nombre de las 11 casitas blancas”. Un patio de 35 metros cuadrados totalmente desconocido, repleto de plantas que cuidan con esmero sus vecinos y que ofrece un remanso de paz en la bulliciosa Barcelona.

Mucha paz y sosiego también encontraremos en la calle Aiguafreda en Horta, una vía peatonal compuesta por 32 casas que mantienen la esencia tradicional de este popular barrio. Su peculiaridad es que frente a cada una de las viviendas existe un pozo de agua. No olvidemos que hasta principios del siglo XX las familias pudientes de la ciudad llevaban allí su ropa para que se la lavara, puesto que no existía el agua corriente.

En el barrio de Sant Andreu tenemos otra calle que rebosa encanto y aroma añejo. Se trata de la calle de Grau, que guarda un diseño urbanístico que recuerda al que poseen los pueblos del Maresme. A un lado de la calle tenemos casas de dos o tres plantas y al otro, huertos y jardines familiares. Una auténtica delicia.

Plazas que rebosan encanto y tranquilidad

Esa belleza, quietud y magia que tienen las calles que hemos citado también se puede aplicar a una serie de plazas que conquistarán al visitante. Es obligatorio empezar por la de San Felipe Neri, en el siempre misterioso barrio Gótico. En ella, brilla la iglesia barroca del mismo nombre donde podemos contemplar las marcas de metralla que dejó un bombardeo de la Guerra Civil española. Historia viva.

La plaza de Sant Agustí Vell, junto a la Ciutadella tiene un aroma francés que cautiva. Muchos visitantes la encuentran por casualidad y la sorpresa es mayúscula. Sobre su suelo adoquinado se conserva aún un soportal medieval que contrasta con edificaciones de los siglos XVIII y XIX. Cuando el tiempo acompaña, una excelente idea es sentarse en la terraza de alguno de los restaurantes económicos que hay en ella.

A sólo quince minutos caminando del hotel Mercure Barcelona Cóndor se sitúa la plaza de la Virreina en el barrio de Gracia. Algunos aún la conocen como plaza de Sant Joan, por el nombre de la iglesia que la preside. Su escalinata es un buen lugar para tomarse un respiro y ver la vida pasar por una plaza con mucho ambiente, con restaurantes y tiendas muy interesantes.

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