Hay algo en común a todas las personas que han decidido
viajar a Escocia por primera vez. Regresan con la sensación de haber pisado un
lugar único, especial y que ha colmado con creces las expectativas que llevaban.
Uno de los principales motivos es que Escocia suele quedar en un segundo plano
en favor de Inglaterra, y por ello resulta un perfecto desconocido para mucha
gente. Parece que lo único que alberga son praderas verdes y el misterioso Lago
Ness. Pero hay muchísimo más. La lista de lugares con encanto que ver en
Escocia es interminable. Desde casillos de cuento, pasando por espectaculares
cascadas, acantilados de vértigo, montañas agrestes, hasta llegar a playas
paradisiacas. Tan sólo hay que volar a Edimburgo o Glasgow, por ejemplo,
alquilar un vehículo teniendo claro que en Escocia se conduce por la izquierda,
y lanzarse a recorrer la nación de norte a sur y de este a oeste. Cada parada
será una experiencia inolvidable que se acrecentará gracias a la hospitalidad
de los escoceses y la calidad de vida que posee un lugar repleto de leyendas,
misterio y belleza desbordante.
Qué ver en Escocia para quedarse sin palabras
Viajar a Escocia implica una dosis de improvisación y
dejarse llevar por lo que nos vamos encontrando a cada paso. Cuando se recorre
la nación, en cualquier punto puede aparecer un paisaje de ensueño, un castillo
ruinoso envuelto en hiedra que propicia una postal bucólica, un pequeño pueblo
escondido que parece trasladarnos al medievo o un lago rodeado de grandes
montañas que deja a cualquiera con la boca abierta. En Escocia el viajero es
una especie de esponja donde no para de absorber imágenes que le quedaran en la
retina para siempre. Alguna de ellas las relatamos a continuación.
Playas de Luskentyre
Aunque darse un chapuzón será otro cantar, lo cierto
es que Escocia posee algunas de las mejores playas que se pueden ver en el
Reino Unido. Incluso alguno pensaría que se encuentra en el Caribe al ver aguas
de color turquesa y una arena blanca y fina. Para comprobarlo, el mejor lugar
es la península de Luskentyre, en la isla de Harris. Kilómetros de playa
totalmente virgen en donde desconectar por completo del mundanal ruido.
Gruta de Fingal
Escocia posee casi 800 islas y en una de ellas, la de
Staffa, se encuentra otro de los lugares más sorprendentes que ofrece esta
nación. Se trata de la Gruta de Fingal, una cueva formada por numerosas
columnas de basalto hexagonales que parecen conformar el órgano de una
catedral. La estructura es similar a la que se contempla en la Calzada del
Gigante de Irlanda del Norte, por lo que ambos lugares están unidos por una
misma y apasionante leyenda.
Castillo de Dunrobin
Si hay unas construcciones de cuento por excelencia,
esas son los castillos. En Escocia veremos decenas de ellos, pero uno de los
más espectaculares es el de Dunrobin, ubicado en el norte. Tiene una marcada
inspiración francesa y posee unos jardines que van en consonancia con sus
magnificencia. Mira al Mar del Norte y compone una de las postales más
idílicas.
Beinn Alligin, Escocia
Esta montaña es una de las más espectaculares Escocia,
no tanto por su altura, sino por la imponente imagen que se divisa desde los
dos picos que la componen. Se encuentra en la región de Torridon Hills y,
aunque en invierno su ascensión es más complicada, el resto del año permite al
visitante sentirse un privilegiado teniendo ante sus ojos semejante espectáculo
natural.
Mealt Falls
Estas cascadas que parecen sacadas del Amazonas se
encuentran en la isla de Skye. También llamadas Kilt Rock, se trata de
vertiginosas caídas de agua que se precipitan al mar desde unos imponentes
acantilados. Existen unos miradores para contemplar un paisaje de singular
belleza.
Arthur’s Seat
Sin moverse de Edimburgo, la capital de Escocia, es
posible adentrarse en un lugar de auténtico cuento. Se trata de la colina de
origen volcánico Arthur’s Seat, que vigila impertérrita la ciudad y que se ha
convertido en una perfecta atalaya para gozar de una panorámica completa de una
de las urbes más bellas de Europa. Su ascensión es relativamente cómoda, por lo
que no hay excusa para coronar el asiento de Arturo, como se traduciría en
español.