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Conocer oviedo

Un paseo por la ciudad de las mil estatuas

Te aconsejo que tengas lista la cámara para fotografiar los preciosos rincones y las mil estatuas que vas a encontrar en tu paseo por Oviedo.

Un artículo de Concha Bernad, autora del blog Cocina y Aficiones.

Cuando llegas a una ciudad y te sorprende por su limpieza, por la paz que se respira, por sus bonitos colores, por sus aromas, por sus bares, sidrerías, restaurantes… y, sobre todo por sus gentes, no quieres volver a hacer la maleta y te quieres quedar para siempre.

Así es Oviedo, agradable y entrañable, divertida y con una gastronomía para quitarte el sombrero. Una vez aposentado, lo primero que hay que hacer es salir a pasear, a recorrer sus calles. 
No son estatuas simplemente decorativas, todas tienen una historia detrás y recuerdan un avatar de la ciudad, un personaje querido y apreciado por los ovetenses o son un sentido homenaje. Comenzamos nuestro paseo en la Catedral de San Salvador que guarda entre sus muros más de 1.200 años de historia y diferentes estilos arquitectónicos, desde el prerrománico de la primitiva iglesia que le sirvió de base, al románico, clásico, gótico, renacentista o barroco de la última construcción. Es bella e imponente y está llena de energía, unos minutos sentados en su interior nos llenaran de paz y sosiego  
Enfrente, majestuosa, nos encontramos la estatua de doña Ana Ozores “la Regenta” esperando atenta al Magistral, vigilando el ir y venir de la explanada.  

Un dulce y unos personajes de cine y cómic

Es el momento de hacer una parada para tomar un tentempié que nos permita continuar nuestro periplo ovetense, será la pastelería de “Camilo de Blas”, la creadora de los famosísimos “carballones”, un pastel delicado con una capa crujiente que quita el sentido. Aquí disfrutamos de una doble experiencia: un rico dulce para regocijo de muestro paladar y una tienda que data de 1827, preciosa, refinada y elegante que no te puedes perder.  
Continuando con nuestro paseo nos topamos con "Woody Allen", una estatua del cineasta que a tamaño natural pasea con aire casual como si realmente te lo cruzarás; el famoso director es un enamorado de la ciudad: declaró en una entrevista a El País que si tuviera que jubilarse elegiría esta ciudad ya que: “Es preciosa, me encanta el tiempo, las comidas, la gente…” 
Entramos en el Campo de San Francisco, pulmón de la ciudad y oasis verde en pleno centro urbano, una auténtica bocanada de aire fresco. Sentada en su banco nos encontramos con la pizpireta Mafalda, que está contemplado el estanque de los patos esperando a los visitantes que hacen cola para fotografiarse con ella. Cerca de ella con su cámara y “caballito de cartón” nos encontramos a Josefa Carril “La torera”, una fotógrafa que tenía su estudio en el Campo y que en aquella época retrató a todo ovetense que se preciaba. 

Las mujeres protagonistas de Oviedo

Muy cerca, en la plaza del Fontán, están aposentadas, presidiendo el mercadillo que se celebra jueves y sábados, “Las vendedoras”. Se trata de una estatua homenaje a las mujeres que traían al mercado los productos de sus huertas. Enfrente, en esta bulliciosa plaza, nos encontraremos otra parada obligatoria, la “Taberna asados Casa Ramón” es un bar muy transitado donde degustar sidra y tapas que sacan constantemente, deliciosas y a un precio fenomenal.  
En Oviedo las mujeres están muy presentes y por toda la ciudad nos encontramos diseminadas distintas estatuas que les rinden un sentido homenaje: “La lechera”; "La Encarna con Chiquilín"  de Sebastián Miranda;  "La “Maternidad”  de Félix Alonso Arena; con 800 kilos de peso y más de dos metros de altura; “La maternidad”, una mujer con su hijo en el regazo obra de Botero que ilustra con sus redondeces el amor maternal o “La bella Lola”, con nombre de habanera, que está sentada en su banco esperando no se sabe qué, paciente y soñadora.   

Dónde comer en Oviedo y un paseo para después

Paramos a comer, el restaurante elegido fue El Naguar donde el chef Pedro Martino prepara suculentos platos con los excelentes productos asturianos, una tapa de diseño, unas croquetas inconmensurables y un arroz con pitu asturiano fueron el menú que nos metimos entre pecho y espalda, toda una fiesta gastronómica.  
Después de tan estupenda parada vamos a continuar nuestro paseo ovetense, frente al teatro Campoamor, sede de los premios Princesa de Asturias, se encuentra un descomunal “Culo” dando la bienvenida a los insignes visitantes que llegan a la ciudad a recibir los premios más reputados de España, curiosa elección del tema de la estatua que preside la plaza.  
Ha sido un día feliz, respirando tranquilidad, limpieza, rincones preciosos, visitando tiendas, iglesias monumentales, divertidas sidrerías: es Oviedo una ciudad entrañable que no te puedes perder. 

Un momento de paz y relax para concluir

Tras una mañana agotadora visitando la ciudad,  y una copiosa comida, llegue al hotel ibis de Oviedo dispuesta a descansar, pero justo al lado de la recepción descubrí una terraza soleada y agradable, me pedí un café y llegó mi momento flaimi mirando las montañas salpicadas por una infinidad de verdes, siento el cálido sol de otoño con la brisa de la tarde todas las fatigas del día desaparecieron y llegó el relax y la paz. 

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